Villa Lucy, habitar la luz en la ladera mediterránea de la Costa Brava.
Erigida en una parcela estrecha y alargada, la casa estira su planta a lo largo de la pendiente y convierte la limitación en virtud: cada estancia se asoma al mar y captura la brisa. Tres plataformas escalonadas organizan programa y paisaje: arriba, el espacio único de salón‑comedor‑cocina se vuelca a la piscina y al jardín; en medio, los dormitorios reposan con vistas filtradas al horizonte; abajo, garaje e instalaciones desaparecen de la escena. Un ventanal de doble altura conecta visualmente los tres niveles, lleva la luz hasta el corazón de la vivienda y baña la piedra de Begur. La fachada a calle se protege con opacidad y un alistonado vertical de madera que proyecta sombras cambiantes, mientras que la fachada posterior se abre en grandes paños acristalados para fundirse con el jardín. Así, Villa Lucy se ata al lugar con precisión y devuelve una arquitectura ligera, eficiente y plenamente mediterránea.